domingo, 25 de mayo de 2014

Si no X, entonces, no Z

Si no X, entonces, no Z

   A pesar de desear su muerte, X ha invitado a Z a comer. Con mucho entusiasmo y con una botella de vino, Z llega a casa de X. X y Z se conocen desde la infancia. Entre tragos recuerdan las largas jornadas en la escuela. Este dúo era la pareja favorita del profesor de matemáticas.
       - ¿Recuerdas aquella época de ecuaciones?-  pregunta Z.
    X, mira a Z de forma serena. Aunque siente repugnancia por este viejo amigo prefiere disimularlo,y pausadamente, con fría voz le  responde:
      -Recuerdo, más no entiendo; no comprendo por qué aquel viejo sonsonetudo decía que X es igual a Z, sí en el fondo siento que somos muy diferentes.
     -No sabía que sintieras eso amigo mío, nunca me lo dijiste-
-pero,  ¿cómo decírtelo?, estabas tan creído de nuestra amistad  que nunca quisiste ver que estábamos unidos  solo por las circunstancias. ¡Pero vamos, Z! no nos pongamos transcendentales, sírveme otro trago que se me atoran los recuerdos entre  tantas formulas del pasado. ¡Salud!-
     - Eso es amigo mío,  ¡salud!-
La noche transcurría entre botellas, las copas distorsionaban la realidad. En X crecía la fijación hacia Z, lo miraba fijamente, sin parpadear mientras analizaba cada uno de sus  movimientos. Olía  el ácido vino de su copa y pensaba:
-¿ Cómo puedo ser igual a Z? soy simétrico, dual, profundo,  equilibrado, En cambio, Z es un simple garabato al final de la fila, ni él mismo sabe si va o si viene; sí se le quita el pie, queda convertido en un siete; si se le gira, es como N, carece de personalidad. Nunca seremos iguales. Nunca-

X  recuerda aquel oxidado cuchillo escondido en la mesa del teléfono, se levanta de su silla, se mueve lentamente para tomar aquel viejo artefacto de cacería. Entre tanto, Z danza polka rusa en medio de su  embriaguez.
-Este es el momento- grita X
Z lo mira mientras clava el cuchillo en su pecho. Ya nunca nadie podrá decir X es igual a Z. 

En el Caribe. Nota de lector

En el Caribe

   Es admirable el caso de Wakefield. Cuántas personas querrían vivir en la casa de en frente con tal de quebrar una rutina agobiante; aunque, si hubiese necesitado tomarse un tiempo para dar aire  su relación, ¿por qué hospedarse  frente a su propia casa?. Esto sugiere que Wakefield tenía trastorno de identidad disociativo y nunca nadie lo habría notado.
    Es una posibilidad que muy pocos podrían negar; aunque no hay que omitir la probabilidad más obvia: de que el Sr Wakefield  habría querido separarse de su esposa y, en el  afán de evitar un escándalo -frente a sus hipócritas vecinos ingleses, quienes suelen ser  de normas drásticas y moralmente correctas-, decidiera  hacer lo que muchos hemos deseado hacer en algún punto de nuestra vida, desaparecer.
   Convengamos: la sociedad inglesa ha sido siempre de cuidar las apariencias; es posible que el Sr Wakefield, las habladurias dedicadas a su esposa por parte de sus amistades, tuviese consideración por la pobre mujer, y quisiese reducir el impacto, ya que  una viuda y una mujer divorciada no son miradas de la misma manera.
   Resultaría interesante conocer la versión de este prófugo marital, y comprender los sucesos que lo llevaron a cometer tal osadía. El Sr Wakefield, que se ausentó de casa durante veinte años, al volver encontró a su fiel y vieja esposa en su calurosa casa. Pareciera que hubiera estado de viaje; aparentemente no perdió nada. Lo más probable es que estuviese de viaje, caminando en tanga por el Caribe ¡Viejo sagaz! 

Perfil en siete pasos

Perfil en siete pasos

En el momento  de redactar un perfil tenga en cuenta que la precisión debe ser  quirúrgica, pues cualquier  omisión puede dar lugar a gravísimos errores que resultarían fatales, sería necesario amputar.
Programa de los siete pasos:
1. Prepárese física y mentalmente, abandone el cigarrillo y mantenga una dieta balanceada. Así evitará una muerte prematura, la cual le impediría seguir con la consecución de la tarea.
2.  Intégrese al ecosistema de su interés para hacer la selección del objeto de estudio.
3. Una vez seleccionado el espécimen, revise los expedientes correspondientes,  y haga una investigación sobre las acciones e interacciones de éste en su hábitat.   
4. Redacte una descripción basada en la prosopografía y etopeya del objeto en cuestión.  
5. No levantar falso testimonio ni mentir.
6. Revise el cuerpo redactado teniendo en cuenta el instructivo y pautas de edición.

7. Haga ejercicio, done sangre, siembre un árbol y aprenda a tocar un instrumento. 

El mundo de la imagen y el sonido, entrevista a Sandro Benedetto

El mundo de la imagen y el sonido

Entrevista a Sandro Benedetto
Por: Eva, Brenda y Lady

Sandro Benedetto es Licenciado en Artes –orientación en Lenguaje Musical- en la Universidad de Buenos Aires, además de egresado del Conservatorio Nacional de Música
¨Carlos López Buchardo¨ y del Instituto Tecnológico de Música. Se desarrolló profesionalmente como músico, compositor musical de cine, teatro y danza. También dicta materias y seminarios sobre lenguaje musical y banda sonora en diferentes institutos educativos, entre los que se destacan la Universidad de Buenos Aires, el Instituto Universitario Nacional del Arte y Fundación Universidad del Cine.

¿De qué manera se presentó la música en tu vida? ¿Qué música escuchabas en tu infancia?
Uno de mis primeros recuerdos sobre mis comienzos son las clases de guitarra a los siete años. Debo admitir también la gran influencia de mi padre, ya que era un aficionado por la música. Tengo un recuerdo -un tanto cómico- del día en que compraron un bombo leguero en el Norte, aunque nadie en mi familia supiera tocarlo. Sin embargo, ese bombo nos acompañó en diferentes momentos, especialmente en las visitas a mis parientes, cuando solíamos tocar dos canciones –solo sabíamos cantar y tocar dos canciones en particular-. Mi padre tocaba el bombo de forma un poco torpe pero con gran intención. Creo que mi padre era muy feliz aunque no tocara muy bien aquel instrumento (risas). Después continúe estudiando música hasta los 15 años. Luego, hice un aprendizaje continuado de instrumentos, y cuando termine el secundario, lo profundicé: entré al Conservatorio Municipal y después al Nacional, donde había estado estudiando guitarra hasta ese momento -empecé a estudiar piano también-. Para mi último año del secundario definí lo que quería hacer, sabía firmemente que mi vocación era la música. Es así como me dediqué, en paralelo con el conservatorio, a estudiar la carrera de Artes, en la Universidad de Buenos Aires.

Hoy en día, además de ser músico y compositor, te dedicas a la docencia ¿Fue una decisión instantánea?
Fue un proyecto y una fuerte sensación. Esa sensación creo que la tuve siempre, pues desde chico sentía que me gustaba enseñar lo que sabía y con el tiempo fui reconociendo mi  gusto y aprecio por la enseñanza, por la vocación docente. Considero que esta vocación por enseñar la música es algo especial, una excelente combinación. Yo trabajo como músico y como docente. Gracias a las distintas carreras que hice, incluso composición, muy paulatinamente, permitieron mi acercamiento a la música para cine y para teatro. En particular, la capacidad y experiencia me permite considerar la música para cine y teatro como una disciplina para enseñar a nivel teórico-práctico.

¿Qué diferencias hay entre componer para cine y para teatro?
El cine o el material que provee las imágenes, estables con duraciones estables, es un fenómeno que no se va a alterar en el tiempo. Si un cortometraje lo analizas hoy, la semana que viene o durante dos años, los parámetros se van mantener en el tiempo. Sea una toma, una secuencia o un plano, los actores siempre van a ser iguales. En esos casos se debe trabajar con una mayor sincronía porque una vez que lo hizo y se plasmó -se unió el discurso a la audiovisión-, no hay vuelta atrás, se acepta dicho trabajo, es lo que existe.
Por otro lado, el teatro es efímero. Mi trabajo consiste particularmente en el hecho teatral. En la representación, cada una de las partes, cada una de las puestas es diferente: el tiempo de los actores y la relación que se produce con el público. Imagínense una comedia en la cual el actor tiene un cierto espacio para desarrollarse y no logra una reacción en el público, a diferencia de otra situación dónde el público colabora y se involucra con lo que el actor hace, por ejemplo, provoca una reacción “divertida”. En ambos casos, y otras situaciones similares, se generan tiempos diferentes.
Personalmente, yo intento trabajar con mis tiempos, no me apuro y trato de ser meticuloso. Los tiempos que lleva el teatro son generalmente más largos. Por ejemplo, mi trabajo con el  género dramático, con el guión y asistiendo a los ensayos, puede llegar a ser un proceso de varios meses. Por el contrario, en un cortometraje o documental, se espera que el músico coloque la música de una forma más inmediata.
De todas maneras, es importante destacar que ambos, el cine y el teatro, son maravillosos para trabajar. Durante el proceso comparten ciertas cosas en común y en otras difieren por completo.

¿Cómo es la relación compositor director? ¿Cómo se maneja?
Cuando realizo una composición solo para mí, son obras que nadie me encargó ni me solicitaron que prepare algo en particular. Entonces uno tiene libertad y sin límites impuestos desde afuera.  Esta es música pura –a diferencia de la música incidental-, la cual, en cierto modo, no depende de otro tipo de manifestación artística para encajarse, para promocionarse. De esta forma, uno no tiene límites ni tiene  que interactuar, a excepción de los propios límites de su talento.
Al contrario, cuando uno compone música incidental, todo lo que puede llegar a ser tu creación es externo: una obra de teatro, un tema de documental, entre otros. Es importante ser sumamente profesional para captar lo que director u otro solicita. De esta manera, uno tiene una guía en la cual basarse. Además, la música incidental va a estar sujeta a muchas miradas, y puede ocurrir que la obra no quede tal como está o que el director esté o no de acuerdo con la propuesta que se llevó a cabo.
Disfruto mucho del trabajo con los medios audiovisuales porque me permite pensar o crear cosas que no se me hubiesen ocurrido por mi cuenta. Es como el trabajo del actor, quien representa diferentes roles, en mi caso trabajo con diferentes ramas artísticas, como el documental, la videodanza, la obra de teatro y juego con la musicalización. Es la cuestión lúdica de la creación lo que me fascina.

Leyendo sobre tu carrera se puede ver algún que otro nombre recurrente ¿Qué te lleva a aceptar un trabajo o a trabajar con alguien?
Creo que lo que te permite trabajar con un mismo director varias veces es que uno ya conoce su estética, su forma de pensar y los tiempos que tiene.
En mi caso, al estar a cargo de varias cátedras como docente, he rechazado algunos trabajos porque me parecía que con mis tiempos no iba a lograr un buen resultado, al menos para lo que el director quería -capaz buscaba algo muy específico con una música muy determinada-. Cuando ocurre eso, derivo el proyecto a colegas que considero que pueden hacer un mejor trabajo. Esto se debe a la extensión o simplemente porque pueden dedicarle más atención al mismo.
También debe gustarme el proyecto, aunque admito que a veces, he aceptado un trabajo que no me convencía del todo –luego de haber leído el texto dramático o guion- pero, en esos casos, me lo tomo como un desafío.

¿Crees que una buena banda sonora puede mejorar una mala película o una mala obra?
Considero que una banda sonora puede llegar a completar una idea. Por ejemplo: si una película es medianamente pobre desde el punto de vista del argumento, capaz que la banda sonora tiene una cierta capacidad para ayudar a que ese complejo estético sea elevado gracias a una buena música o ambientación. Eso sí, puede ayudar, pero no me parece correcto que una banda sonora tenga la total responsabilidad. Al contrario, puede ocurrir que una muy buena película tenga mala banda sonora, con lo cual va a terminar desfavorecida. En síntesis, considero que es una expectativa exagerada que una banda sonora tenga la capacidad de salvar una película.

¿Qué es lo que tiene que tener la banda sonora para que sea una gran banda sonora?
Ocurre, a veces, cuando salgo de la sala de cine, que me ha quedado una melodía o una música y siento que esta misma colaboró para que yo pudiera sentir, de partida, lo que ocurría en el relato. Aun así, la música de un film, en muchos casos, para ser considerada “buena”, tiene que ser imperceptible, es decir, no llamar la atención. Todo se relaciona bastante con la función que se le busca para la banda sonora y que esta misma sea relevante. Por ejemplo, puede marcarnos una época, una geografía, etc. Por otro lado, se la puede considerar errónea cuando uno no la comprende del todo o pareciera que no tiene  sentido.  

Gracias a tu experiencia profesional, te ha permitido enseñar a otros sobre el trabajo ¿Qué opinas sobre la formación académica en musicalización de películas?
Es importante resaltar que la carrera de musicalización de películas NO existe como carrera profesional (al menos en gran parte del mundo). Hace unos años, muy afortunadamente, hice un trabajo de investigación, el cual presenté en el Congreso de Cine en Salamanca, España. Esta experiencia fue positiva ya que surgió el proyecto de dar un seminario sobre banda sonora de films. En Estados Unidos, si no estoy equivocado, en muy pocas universidades, hay una carrera denominada “Film Scoring”, pero hay una carencia de esta disciplina en la mayor parte de Hispanoamérica. De todas maneras, en esa región, las carreras vinculadas a la música y al cine, tienen materias relacionadas con el sonido y la banda sonora. En Argentina hay una falencia muy grande en cuanto este tema, principalmente porque en el cine se privilegia lo visual.

¿Cuál es tu compositor favorito en lo que a música incidental respecta?

No puedo nombrar uno en particular porque esa respuesta se relaciona mucho con el género del film. Varios que puedo nombrar son Nino Rota –admiro mucho su austeridad- y Bernard Herrman. En cuanto al cine argentino, Federico Jusid, quien hizo un brillante trabajo en El Secreto de sus Ojos. Me resulta difícil elegir uno, por eso menciono varios, que trabajan en diferentes géneros. Aun así, es extraño mencionar al compositor solo, lo usual es que se mencionen en duo, como: Alfred Hitchcock y Bernard Herrman: Federico Fellini y Nino Rota; Blake Edwards y Henry Mancini, entre otras maravillosas parejas que han realizado un increíble trabajo en conjunto.

sábado, 24 de mayo de 2014

Una (rose) para Emily

Una (rose) para Emily

    Con el revuelo que ha causado la premier de “Una (rose) para Emily” del novato director Arturo Milanés, se ha vuelto  a poner la mira en el cine independiente de bajo presupuesto; en donde un buen libro, un director visionario y un equipo con ganas, convierten un viejo cuento de 1930 en una visión contemporánea de una  soledad perversa atravesada por las redes sociales.
  Si bien 1930 no fue una época en que las redes sociales existieran, Milanés ambienta la historia William Faulkner en el presente manteniendo el tema de la soledad, y los prejuicios sociales.
Originalmente, “Una rosa para Emily”, inicia con la escena del funeral de la vieja Emily en una  casona de arquitectura pesada, quien tras la muerte de su padre y la desaparición de su prometido, queda desprotegida económicamente aunque subvencionada en  los impuestos por una aparente deuda de la ciudad con su padre, motivo por el cual  se niega a pagar  amparándose en el supuesto derecho de exención.
  La vida de La señorita Emily desata odio por su soberbia,  y  compasión por su soledad y pobreza. Ella es mostrada desde la voz de un narrador homodiegético, quien cuenta cómo  un capataz que estaba de paso por la ciudad la pretende, la  misteriosa compra de arsénico para ratas en la farmacia, el olor nauseabundo proveniente de su casa, y la prolongada soledad hasta su muerte; siendo esta la oportunidad para los vecinos de  saciar su morbosa curiosidad, y descubrir que la muerte también es compañía.
  La astucia de Milanés consiste en traer esta historia con todos sus elementos al contexto virtual que ofrece internet, integrando como eje del relato el concepto de trolling. Si bien su escenografía es pobre, la perfecta armonía entre el cuento, el guion, la actuación, y la magnífica musicalización de Hernanda;  sumerge  al espectador en una situación intensa; convirtiéndolo en cómplice de asesinato y defensor de la sola victimaria ante los trolls. Es evidente como dentro  de este marco contextual se desarrolla una fuerte crítica al proceso de expropiación de la intimidad y automarginación al que están sometidos actualmente los usuarios de las redes sociales.
El film psicológico de 91 minutos está fragmentado en  7 elipsis temporales, lo cual evidencia la neurótica fijación del director por la numerología en sus escenas y su misticismo ritual en  la práctica cinematográfica.
   “Una (rose) para Emily”, ya se encuentra rodando en la red y está dando mucho que hablar. No en vano  ha sido invitada al Festival des filmes du monde en  Montreal. Esperemos que el desvío de fondos manejado por la mafia cinematográfica de nuestro Ministerio de Cultura; opte por apoyar el talento nacional y no permita un asesinato de nuestra ya golpeada industria audiovisual.

Por un bombo legüero



Por un bombo legüero

   Un músico nace de un primer encuentro, de una circunstancia trascendental en la que un sonido se incrusta en el alma, explota y la reviste de música. Con un bombo legüero y dos canciones tocadas de manera torpe pero con gran intención fue cómo la música fecundó el alma de un niño llamado Sandro Benedetto.
   A los siete años Sandro inició clases de guitarra, para los quince era consciente de  su  vocación por la música; realizó un  aprendizaje continuado de instrumentos que profundizó al terminar el  secundario. Esta pasión por la música junto a la vocación por la enseñanza lo acompañaron desde muy temprana edad ya que desde chico sintió que le  gustaba enseñar lo que sabía, el tiempo reafirmó su gusto y  apreciación por la  labor docente.
   Actualmente trabaja como  músico y profesor. Las distintas carreras que realizó le han permitido crear y enseñar  música para cine y teatro. Considera que musicalizar en estas prácticas artísticas  son experiencias totalmente diferentes, ya que el cine provee  imágenes invariables con duraciones estables, es un fenómeno que no se altera en el tiempo;  en cambio, el teatro es efímero, es concebido sin tiempos estrictos; así aunque, sean similares generan tiempos diferentes.
   Sandro es sumamente profesional  pues capta la idea del director porque sabe muy bien que la música  incidental  es marcada  por  pautas de creación externas sujetas a apreciaciones. Aunque  es meticuloso, suele abrir espacios para crear su música sin cumplir horarios para nadie, por tanto en estas instancias no tiene límites para explorar su talento.
   Disfruta mucho de su  trabajo con los medios audiovisuales, ya que este le  permite pensar o crear cosas que no se le hubiesen ocurrido en una práctica personal. Reconoce que  lúdica en la creación es lo que realmente le fascina.
Sandro Tiene muy en claro que  la banda sonora puede llegar a completar una idea, y aunque  puede  ayudar a que ese complejo estético sea elevado, sobre ella no recae  la responsabilidad de la buena o mala calidad del producto final.
   Además de estas certezas, lo que más ama de su profesión es la posibilidad de jugar y ser libre al mismo tiempo, la posibilidad que otorga la música de amar y  ser feliz.








lunes, 21 de abril de 2014

In situ


In Situ


    A esta altura de mi vida y después de tantas redefiniciones, las palabras se vuelven ambiguas para escribir sobre uno mismo. En mí, constantemente cada palabra se redefine como la piel en el tiempo, por tanto, hoy las contradicciones son para mí una certeza.

   Si bien “Escribir supone un diez por ciento de inspiración y un noventa por ciento de transpiración”, no hay que desestimar ese primer instante  en donde la palabra genera su  carga motora, tiempo en el que se condensan multiplicidad de  fuerzas contradictorias para generar la dinámica dialéctica con uno mismo, obteniendo como resultado la  objetivación del pensamiento. La cotidianidad de la palabra tiene la carga de nuestra existencia más allá de  nosotros mismos: recuerdo  un día en un lugar, como  todos los días y como en todos los lugares,  me miré en el espejo como  cualquier espejo,y aturdida ante tanta nada, reafirmé con voz profunda que, aunque la vida no tiene sentido, es hermoso es vivir.

   Sin la materialidad de la palabra es imposible afirmar la nada, No existe conciencia más allá del lenguaje. Como lo expone Bajtin: “el lenguaje participa en la vida a través de los enunciados concretos que lo realizan así como la vida participa del lenguaje a través de los enunciados”. El lenguaje configura la totalidad del pensamiento, es una dinámica constante en donde  lo inmaterial se materializa  en la palabra. 


   Las dinámicas del pensamiento son caóticas, como  una maraña de especulaciones, recuerdos, fantasías, sensaciones y sentimientos, que batallan para definirse y no perderse en la nada. El lenguaje, en su efímera materialidad temporal,  muestra en el espejo “la necesidad del hombre de expresarse y objetivarse a sí mismo”, así seamos nada.