El
mundo de la imagen y el sonido
Entrevista a Sandro Benedetto
Por: Eva, Brenda y Lady
Sandro Benedetto es
Licenciado en Artes –orientación en Lenguaje Musical- en la Universidad de
Buenos Aires, además de egresado del Conservatorio Nacional de Música
¨Carlos López
Buchardo¨ y del Instituto Tecnológico de Música. Se desarrolló profesionalmente
como músico, compositor musical de cine, teatro y danza. También dicta materias
y seminarios sobre lenguaje musical y banda sonora en diferentes institutos
educativos, entre los que se destacan la Universidad de Buenos Aires, el
Instituto Universitario Nacional del Arte y Fundación Universidad del Cine.
¿De qué manera se presentó la música en tu
vida? ¿Qué música escuchabas en tu infancia?
Uno de mis primeros recuerdos sobre mis comienzos son las
clases de guitarra a los siete años. Debo admitir también la gran influencia de
mi padre, ya que era un aficionado por la música. Tengo un recuerdo -un tanto
cómico- del día en que compraron un bombo leguero en el Norte, aunque nadie en
mi familia supiera tocarlo. Sin embargo, ese bombo nos acompañó en diferentes
momentos, especialmente en las visitas a mis parientes, cuando solíamos tocar
dos canciones –solo sabíamos cantar y tocar dos canciones en particular-. Mi
padre tocaba el bombo de forma un poco torpe pero con gran intención. Creo que
mi padre era muy feliz aunque no tocara muy bien aquel instrumento (risas).
Después continúe estudiando música hasta los 15 años. Luego, hice un
aprendizaje continuado de instrumentos, y cuando termine el secundario, lo
profundicé: entré al Conservatorio Municipal y después al Nacional, donde había
estado estudiando guitarra hasta ese momento -empecé a estudiar piano también-.
Para mi último año del secundario definí lo que quería hacer, sabía firmemente
que mi vocación era la música. Es así como me dediqué, en paralelo con el
conservatorio, a estudiar la carrera de Artes, en la Universidad de Buenos
Aires.
Hoy en día, además de ser músico y
compositor, te dedicas a la docencia ¿Fue una decisión instantánea?
Fue un proyecto y una fuerte sensación. Esa sensación
creo que la tuve siempre, pues desde chico sentía que me gustaba enseñar lo que
sabía y con el tiempo fui reconociendo mi gusto y aprecio por la
enseñanza, por la vocación docente. Considero que esta vocación por enseñar la
música es algo especial, una excelente combinación. Yo trabajo como músico y
como docente. Gracias a las distintas carreras que hice, incluso composición,
muy paulatinamente, permitieron mi acercamiento a la música para cine y para teatro.
En particular, la capacidad y experiencia me permite considerar la música para
cine y teatro como una disciplina para enseñar a nivel teórico-práctico.
¿Qué diferencias hay entre componer para cine
y para teatro?
El cine o el material que provee las imágenes, estables
con duraciones estables, es un fenómeno que no se va a alterar en el tiempo. Si
un cortometraje lo analizas hoy, la semana que viene o durante dos años, los
parámetros se van mantener en el tiempo. Sea una toma, una secuencia o un plano,
los actores siempre van a ser iguales. En esos casos se debe trabajar con una
mayor sincronía porque una vez que lo hizo y se plasmó -se unió el discurso a
la audiovisión-, no hay vuelta atrás, se acepta dicho trabajo, es lo que
existe.
Por otro lado, el teatro es efímero. Mi trabajo consiste
particularmente en el hecho teatral. En la representación, cada una de las
partes, cada una de las puestas es diferente: el tiempo de los actores y la
relación que se produce con el público. Imagínense una comedia en la cual el
actor tiene un cierto espacio para desarrollarse y no logra una reacción en el
público, a diferencia de otra situación dónde el público colabora y se
involucra con lo que el actor hace, por ejemplo, provoca una reacción
“divertida”. En ambos casos, y otras situaciones similares, se generan tiempos
diferentes.
Personalmente, yo intento trabajar con mis tiempos, no me
apuro y trato de ser meticuloso. Los tiempos que lleva el teatro son
generalmente más largos. Por ejemplo, mi trabajo con el género dramático,
con el guión y asistiendo a los ensayos, puede llegar a ser un proceso de
varios meses. Por el contrario, en un cortometraje o documental, se espera que
el músico coloque la música de una forma más inmediata.
De todas maneras, es importante destacar que ambos, el
cine y el teatro, son maravillosos para trabajar. Durante el proceso comparten
ciertas cosas en común y en otras difieren por completo.
¿Cómo es la relación compositor director?
¿Cómo se maneja?
Cuando realizo una composición solo para mí, son obras
que nadie me encargó ni me solicitaron que prepare algo en particular. Entonces
uno tiene libertad y sin límites impuestos desde afuera. Esta es música
pura –a diferencia de la música incidental-, la cual, en cierto modo, no depende
de otro tipo de manifestación artística para encajarse, para promocionarse. De
esta forma, uno no tiene límites ni tiene que interactuar, a excepción de
los propios límites de su talento.
Al contrario, cuando uno compone música incidental, todo
lo que puede llegar a ser tu creación es externo: una obra de teatro, un tema
de documental, entre otros. Es importante ser sumamente profesional para captar
lo que director u otro solicita. De esta manera, uno tiene una guía en la cual
basarse. Además, la música incidental va a estar sujeta a muchas miradas, y
puede ocurrir que la obra no quede tal como está o que el director esté o no de
acuerdo con la propuesta que se llevó a cabo.
Disfruto mucho del trabajo con los medios audiovisuales
porque me permite pensar o crear cosas que no se me hubiesen ocurrido por mi
cuenta. Es como el trabajo del actor, quien representa diferentes roles, en mi
caso trabajo con diferentes ramas artísticas, como el documental, la
videodanza, la obra de teatro y juego con la musicalización. Es la cuestión
lúdica de la creación lo que me fascina.
Leyendo sobre tu carrera se puede ver algún que otro
nombre recurrente ¿Qué te lleva a aceptar un trabajo o a trabajar con
alguien?
Creo que lo que te permite trabajar con un mismo director
varias veces es que uno ya conoce su estética, su forma de pensar y los tiempos
que tiene.
En mi caso, al estar a cargo de varias cátedras como
docente, he rechazado algunos trabajos porque me parecía que con mis tiempos no
iba a lograr un buen resultado, al menos para lo que el director quería -capaz
buscaba algo muy específico con una música muy determinada-. Cuando ocurre eso,
derivo el proyecto a colegas que considero que pueden hacer un mejor trabajo.
Esto se debe a la extensión o simplemente porque pueden dedicarle más atención
al mismo.
También debe gustarme el proyecto, aunque admito que a
veces, he aceptado un trabajo que no me convencía del todo –luego de haber
leído el texto dramático o guion- pero, en esos casos, me lo tomo como un
desafío.
¿Crees que una buena banda sonora puede
mejorar una mala película o una mala obra?
Considero que una banda sonora puede llegar a completar una
idea. Por ejemplo: si una película es medianamente pobre desde el punto de
vista del argumento, capaz que la banda sonora tiene una cierta capacidad para
ayudar a que ese complejo estético sea elevado gracias a una buena música o
ambientación. Eso sí, puede ayudar, pero no me parece correcto que una banda
sonora tenga la total responsabilidad. Al contrario, puede ocurrir que una muy
buena película tenga mala banda sonora, con lo cual va a terminar
desfavorecida. En síntesis, considero que es una expectativa exagerada que una
banda sonora tenga la capacidad de salvar una película.
¿Qué es lo que tiene que tener la banda
sonora para que sea una gran banda sonora?
Ocurre, a veces, cuando salgo de la sala de cine, que me
ha quedado una melodía o una música y siento que esta misma colaboró para que
yo pudiera sentir, de partida, lo que ocurría en el relato. Aun así, la música
de un film, en muchos casos, para ser considerada “buena”, tiene que ser
imperceptible, es decir, no llamar la atención. Todo se relaciona bastante con
la función que se le busca para la banda sonora y que esta misma sea relevante.
Por ejemplo, puede marcarnos una época, una geografía, etc. Por otro lado, se
la puede considerar errónea cuando uno no la comprende del todo o pareciera que
no tiene sentido.
Gracias a tu experiencia profesional, te ha
permitido enseñar a otros sobre el trabajo ¿Qué opinas sobre la formación
académica en musicalización de películas?
Es importante resaltar que la carrera de musicalización
de películas NO existe como carrera profesional (al menos en
gran parte del mundo). Hace unos años, muy afortunadamente, hice un trabajo de
investigación, el cual presenté en el Congreso de Cine en Salamanca, España.
Esta experiencia fue positiva ya que surgió el proyecto de dar un seminario
sobre banda sonora de films. En Estados Unidos, si no estoy equivocado, en muy
pocas universidades, hay una carrera denominada “Film Scoring”, pero hay una
carencia de esta disciplina en la mayor parte de Hispanoamérica. De todas
maneras, en esa región, las carreras vinculadas a la música y al cine, tienen
materias relacionadas con el sonido y la banda sonora. En Argentina hay una
falencia muy grande en cuanto este tema, principalmente porque en el cine se
privilegia lo visual.
¿Cuál es tu compositor favorito en lo que a
música incidental respecta?
No puedo nombrar uno en particular porque esa respuesta
se relaciona mucho con el género del film. Varios que puedo nombrar son Nino
Rota –admiro mucho su austeridad- y Bernard Herrman. En cuanto al cine
argentino, Federico Jusid, quien hizo un brillante trabajo en El
Secreto de sus Ojos. Me resulta difícil elegir uno, por eso menciono
varios, que trabajan en diferentes géneros. Aun así, es extraño mencionar al
compositor solo, lo usual es que se mencionen en duo, como: Alfred Hitchcock y
Bernard Herrman: Federico Fellini y Nino Rota; Blake Edwards y Henry Mancini,
entre otras maravillosas parejas que han realizado un increíble trabajo en
conjunto.